Brigada LOL


Unirse al foro, es rápido y fácil

Brigada LOL
Brigada LOL
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Pokémon "R"

2 participantes

Ir abajo

Pokémon "R" Empty Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:45 pm

Capítulo 1: El cadáver

Las buenas historias siempre empiezan una buena mañana, una mañana cualquiera, en la que el héroe se levanta, y decide emprender una aventura de la cual se acordará toda su vida. Misterios y emociones le acompañarán en su travesía. También situaciones que quedarán marcadas en sus retinas para siempre.
Cualquier crío que se precie, en su niñez, e incluso en su adolescencia, a pensado en conseguir, o por lo menos ver, alguna vez, un Articuno, un Zapdos o un Moltres. Ninguno, claro esta, lo ha conseguido nunca.
De pequeño acostumbraba a tener esos sueños. Antes de empezar mi propia aventura, hará ya años, yo también tuve esos pensamientos. Ya de por si, estaba claro que estaban causados porque todos los niños que crecimos en Kanto siempre habíamos escuchado noticias del advenimiento de esos pokémon legendarios.
De hecho, pasé cinco días encerrado en la Calle Victoria, allí donde se rumoreaba que Moltres tenía su nido, buscando rastros del pokémon. Que ingenuo que era.
Y ahora, de mayor, mis únicas aventuras son por trabajo.
Seguía mirando el cielo, y, realmente esa no era la típica mañana de inicio de aventura. Hacía tiempo que ya había pasado esa época. Respiré con intensidad, como si intentará apoderarme de la brisa matutina, mientras, y sin dejar de mirar el cielo azulejo, con sus nubes esponjosas sobrevolando en dirección al horizonte. De mientras, me liaba tranquilamente un cigarro, que consistía en raíces secas de Bellsprout.
Nadie hubiera dicho que un pokémon tan común en las tierras de Jotho, pudiera dar ese tipo de tóxico.
El papel era suave y muy liso, y las raíces, en tonos marrón oscuras, molidas, se deslizaban con intensidad sobre el papel, como si intentarán volver a la tierra a las que se pegaban cuando formaban parte del pokémon tipo planta.
En el horizonte, me pareció ver una forma alada, lo cual, comúnmente significaba que alguien iba a lomos de un tipo volador, de tal forma en que pudiese desplazarse a su nuevo destino.
Baje la cabeza tristemente, intentando volver a la realidad; exactamente la cruda realidad.
Tenía treinta y cinco años, no tenía casa, y trabajaba como detective. No un detective cualquiera, sino uno especializado en temas que involucraban a los pokémon.
No era nada extraño en estos días, que se emplearán pokémon para actos delictivos, puesto que, un Alakazam podía robar con tranquilidad una caja fuerte sin ni siquiera tener que emplear la mitad de sus poderes.
Se podría decir que era un detective que iba de un lugar a otro, y me hospedaba en albergues o en el medio del bosque. Pero lejos de disgustarme, tampoco me parecía mal. Se podría decir que, más o menos, era libre. Y, al contrario de la mayoría de la sociedad actual, practicaba una especie de antisedentarismo.
Había pisado los cuatro continentes, y, había resuelto, con más o menos pena algún que otro caso que se me había presentado. Uno se podía ganar bien la vida.
Y aquí me veía, de pie, al lado de la frontera que separaba una ruta de ciudad Trigal. Delante mío podía observar las grandes extensiones de hierba, que, movidas por el viento, delataban la presencia de un Sentret impávido, que intentaba escapar de algún adolescente que había decidido ser entrenador. O al menos intentarlo.
El camino que se abría delante mío, era de arena normal, las instalaciones de Jotho no destacaban por su asfalto. De hecho, al contrario que muchos otros países, se acostumbraba a ser un país bastante ecológico. Utilizábamos la energía que provenía de los pokémon de tipo eléctrico, y, sobretodo, no maltratábamos el suelo que tenían que pisar los pokémon.
Se podría decir incluso que vivíamos en una especie de simbiosis con dichos seres especiales.
Hacía la izquierda, se podía divisar un prado, el cual había sido vallado a consciencia, y que, en su interior, tenía un pequeño estanque de agua dulce, cristalina, por el cual se veía chapotear a un Magikarp.
Al fondo se veían árboles, y el silbar de los Pidgeys, que parecían estar en época de celo.
Levanté mis manos con tranquilidad, y sacando la lengua, aplique una pequeña cantidad de saliva en el papel de liar, para terminar de preparar mi cigarrillo improvisado.
Se podría decir que las raíces de Bellsprout eran la droga del pobre, además de que su aspiración, tenía una leve toxicidad, debido al tipo veneno del pokémon, lo cual la hacía perfecta para que uno se colocará. O simplemente, pudiese aguantar un día caluroso como el de hoy.
El sol, en el cielo, brillaba como nunca, lo cual significaba que, no sería de extrañar que, mientras andará, se encontrará con un Ekans tumbado al sol.
Con mis manos, agarré el cigarrillo, y me lo puse en medio de los dos labios, mientras, sacaba del bolsillo de mi gabardina, un mechero.
Mi gabardina tendría ya unos añicos, pero para lo que servía ya estaba bien. Estaba algo descolorida, por lo cual, de marrón oscuro, había pasado a un marrón claro. Estaba bien planchada (Porque la planché ayer en la lavandería, que conste), y me llevaba hasta un poco más de las rodillas.
Se notaba que ya se acercaba el verano, puesto que, claro esta, hacía calor, por suerte, el llevar una ropa de colores claros, ayudaba.
Mi pelo era corto, con algunas canas. Del tipo de peinado que llevaría un soldado, pero un poco más largo. Por motivos genéticos, el color de dicho pelo era negro.
El mechero encendió mi cigarrillo, y yo hice una aspiración del humo que se desprendía al quemar la raíz y el papel. Poco después saqué el humo por la nariz, mientras empezaba a andar.
Se me había citado cerca del parque nacional, en un pequeño bosque donde se decía que se habían encontrado restos humanos. No me habían dicho mucho más, pero parecía que había un pokémon de por medio.
Paso tras paso, empecé a dirigirme hacía el bosque, por decirlo de alguna forma, donde antes había sentido escuchar a los Pidgeys.
Realmente, tenía mucha tranquilidad para ir a los sitios. Eso significaba que, podía pasarme días andando de Ciudad Malva a Ciudad Trigal, aún cuando estaba claro que, usando un atajo, en medio día llegaba.
Mis zapatos, algo viejos, sesgaban a mi paso las hierbas altas, ocasionando que más de un Rattata saliese disparado a mi paso. Dichos zapatos, por decir algo, eran los típicos zapatos de “buen vestir” que se tendrían que llevar para el trabajo, pero no para desplazarse, pero que, yo me lo había saltado a la ligera, por lo cual, estaban llenos de arañazos, habían perdido su brillo, y además, estaban a punto de descoserse un poco de la parte delantera.
Unos cinco minutos después, había llegado a la situación indicada, donde me atendieron dos hombres.
-Ya era hora de que apareciese, detective-Me dijo uno de ellos. Era más bajo que yo, medio calvo, y le olía mal el aliento, aunque no más que a un servidor. Tenía un mostacho canoso, y patas de gallo alrededor de los ojos. Vestía con una vestimenta de pana, que estaba formada de unos pantalones negros, con la raya bien hecha en el medio, como si tuviera que ostentar algún tipo de cargo que tuviera. Dichos pantalones, con unos tirantes, se cogían a sus hombros, sujetando los pantalones.
Finalmente, llevaba una camisa blanca, a rayas rojas. Tenía una de sus manos agarrando una americana, que, lo más seguro, al empezar la jornada, había llevado puesta. Parecía molesto por estar ahí, así que se digno a sacar una especie de cartera, en la que mostraba una foto no muy reciente suya, junto con una placa.
-Ya veo que usted es quién esta al mando. ¿Qué información tenemos?-Dije tranquilamente, no era la primera vez que veía un cadáver, y lo más seguro es que no fuera la última vez. Lo extraño del caso, es que el cuerpo estaba en clara descomposición, lo cual hacía pensar dos cosas. La primera es que había pasado ya mucho tiempo desde que ocurrió el supuesto accidente o homicidio, y la segunda, o mejor dicho, la segunda opción es que hubieran empleado algún tipo de producto para acelerar el proceso, más que nada porque en un bosque tan transitable como era en el que me acababan de citar (Era uno de los dos caminos para llegar a Ciudad Malva), lo normal es que uno de estos cadáveres se descubrieran incluso mucho antes de producirse el ocaso de su vida.
Miré al inspector, y a su acompañante, del cual solo se podía destacar el hecho de que en él no había más destacable que el hecho de que iba vestido con camisa azul i pantalones negro. No me interesaba ni su vida, ni su rostro, y lo más seguro es que acabará muerto en alguna reyerta en el futuro. Se podría decir que intentaba mantenerme lo más lejos de la policía. De no ser porque acostumbraban a pagarme por mis servicios, opinaría directamente acerca de que son un atajo de incompetentes corruptos.
-La información que tenemos hasta ahora es que un entrenador de la zona esta mañana nos ha informado de la presencia del cuerpo...-Me dijo el acompañante del inspector. Su voz no tenía nada de relevante, salvo porque tenía algo tenso. Al parecer, su superior tenía algo de mal genio.
-Entonces no hará mucho, porque como máximo, hará dos horas que el día se ha levantado.-Le contesté, de forma en que interrumpía su relato. No sabía los detalles, pero, creía que ya no hacían falta saberlos. El olor que procedía del cuerpo no era a podrido, o al que se producía como efecto del proceso de descomposición, sino que era más fuerte. Incluso era algo corrosivo.-Quién haya hecho esto, sabía lo que hacía.-
El inspector me miró con esa cara que pone cuando alguien no quiere que diga algo que ya se supone que es evidente, aunque, por alguna extraña razón, no quería que saliese a la luz pública.
-¿Qué esta diciendo con eso?-Me dijo el inspector levantando el tono de voz. Parecía algo nervioso, a la vez que asqueado. Cosa normal en alguien que acostumbra a no salir de la comisaría. Lo más seguro es que, al llegar a ella, se pusiera a hacer tareas administrativas y organizativas, como ordenar a otros que hicieran aquello que él no quería hacer.
-Digo que huele a ácido. Yo no me quedaría mucho rato por aquí.-Le dije secamente a los dos presentes, que, al sentir mis palabras, se quedaron un poco confusos.-Yo le sugiero que, para más información, envié a la científica, para hacerle la autopsia y toda la pesca, aunque, supongo que esto ya esta especificado y planificado.-
El inferior asintió con la cabeza, y el inspector me miró con mala cara.
-Ya si eso, cuando acabe todo, se me informa.-Comenté de forma rápida, más que nada para escapar rápido del lugar, porque la peste a sulfúrico era sugerente.
Me giré rápidamente, suponiendo que ellos ya sabrían donde encontrarme, o mejor dicho, sugiriéndome a mi mismo que estos funcionarios lo único que querían era dejarle el trabajo a otro e irse a su oficina.
Podría haberme dedicado a investigar los alrededores, pero, lo más normal en estos casos es esperar a que la científica hiciera el análisis preliminar, hiciese el informe y, sobretodo, acordonará la zona. Lo más sensato era pasarse después a por los resultados.
Miré la colilla que restaba en mi mano. Se había apagado.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:45 pm

Podríamos decir que uno de mis problemas era el hecho de que iba muy lento, y que, mientras hablaba, me había dedicado a hacer un examen del lugar.
El cuerpo, estaba tumbado en el suelo, o mejor bien dicho, tirado de cualquier forma. La parte delantera se había degradado de tal forma en la que ya no se distinguía a simple vista el sexo, ni la vestimenta, ni nada. Incluso el hueso había sido afectado. Era un estado no muy agradable de visualizar, a no ser que fueras alguien al que le guste ver imágenes de cadáveres y de miembros amputados.
Empecé a andar para salir del infecto lugar, más que nada porque sentía en la nuca la mirada de los dos policías. ¿Y para eso me habían hecho llamar?
Al parecer, esa gente no sabía el procedimiento, o mejor dicho, no tenía ganas de aplicarlo. Lo más normal era hacer el análisis primario, y, después, llamar al detective para que lo investigue.
Aún así, y con el día por delante, porque me habían levantado de forma forzada por el aviso, seguí desfilando hasta llegar a la entrada de ciudad Trigal.
Era una pequeña caseta hecha de ladrillos. Acostumbraban a haber muchas en distintos puntos de la geografía. Servían para acceder a los servicios básicos, así como controlar el flujo de gente. Como mi intención era la de entrar en la ciudad, empuje la puerta de metal pintada de azul con una ventanita por la cual se podía ver el interior.
En el interior de la caseta, claro esta, se encontraba el guardia que se encargaba de ese turno. Había un pasillo que comunicaba con la otra salida, una puerta idéntica.
Así pues, sin más dilación, y mientras intentaba recuperar la colilla, encendiéndola con mi mechero, el cual era un pequeño artefacto de color azulejo. Sin éxito, lancé la colilla en el cenicero que había al lado de la entrada, exactamente encima de la papelera, la cual tenía un tono metálico.
El guardia me observó con atención. Vestía de uniforme, con una gorra azul con una pieza dorada parecida a un escudo que indicaba que formaba parte de la guardia de rutas.
Lo consiguiente a su vestimenta, era una camisa azul oscuro, y una corbata. Estaba sentado en un sillón mientras se dejaba entrever, por encima del mostrador, que el hombre estaba leyendo (O mirando) una revista de contenido para adultos.
-Buenos días tenga.-Me dijo.
-Buenos serán para usted.-Le contesté avanzando por el lugar. A mi derecha había unas escaleras que comunicaban con una área de descanso. Era una buena opción para dormir a falta de albergue. Por suerte, esta noche aún tenía pagada la posada.
Seguí andando, pasando de lleno las máquinas expendedoras de productos básicos, tanto para entrenadores como para cualquier persona corriente.
Había que reconocer que, inculcar en todos los críos la idea de ser entrenador pokémon era un gran método para hacerse las barbas de oro, porque el dinero que te gastabas en pociones, pokéballs y demás artilugios, era algo sorprendente.
Actualmente era uno de los motores del mercado nacional.
Al llegar al otro extremo, abrí la puerta y pase por ella, entrando en lo que se podría decir, era la ciudad más grande de Jotho, así como su capital.
Solo entrar, cualquiera podría llegar a entender porque la llaman la capital. Estaba toda rellenada de rascacielos, así como edificios varios. Aún así, al estar situada en medio de una gigantesca región boscosa (Aunque peor era el caso de Pueblo Azalea, que prácticamente estaba dentro de un bosque).
Las cosas que se podían destacar, a simple vista eran los letreros gigantes, la estación de radio, y el Magnétotren, el tren de alta velocidad que unía Kanto y Jotho.
Al contrario de los otros dos rancios, Jotho y Kanto hacía tiempo que se habían unido mediante transportes que no significarán pasar cinco días en un barco de mala muerte.
La visión de la ciudad magnate, hacía que uno no supiera por donde empezar, aunque, estaba claro que, la primera misión del día sería la de ir a conseguir algo de comer, y para eso, tenía que contactar con un bar.
Perderse por las calles de Trigal era algo fácil, más que nada porque no tenían ningún transporte urbano. De hecho, no habían ni coches. La gente no estaba acostumbrada a emplear vehículos. Lo cual, en parte, era bueno.
Ya de buena mañana, se podía ver a gente andar por las calles, de hecho, por las noches también era normal. Era de las pocas ciudades que no dormía, ya que siempre estaba atenta al sonido que hacía el casino de la ciudad, el único de todo Jotho.
A través de las calles, bien asfaltadas, y con sus aceras y toda la pesca, finalmente llegué a mi destino, un bar de mala muerte que conocí ayer mismo. Estaba algo apartado, exactamente al lado de una tienda que vendía bicicletas que estaba a punto de entrar en bancarrota.
La visión del bar, por llamarla de alguna forma, era algo desoladora. Parecía que no tenía más entrada visual que abrir la puerta, y claro estaba, era el refugio para aquellos que no querían ser encontrados.
La puerta, de madera en proceso de que se cayera el barniz dejó paso a una taberna de mala muerte. La barra, estaba rellena de hombres que dormían después de una noche de dormir. Seguramente a causa de desamores y de problemas de todo tipo. De hecho, el mozo del bar andaba de un lado a otro, intentando conseguir agua limpia para limpiar un vomito que se había situado en el suelo, que, con un parqué ennegrecido, pedía con todas sus fuerzas que fuera jubilado.
Fui hacía la barra, donde un hombre malhumorado, que vestía con una camiseta grasosa pasaba su tiempo libre metiendo bronca al mozo, que habría entrado en el lugar buscando dinero fácil, y había acabado de esclavo por una renta no muy elevada.
-Buenos días.-Le dije al barman, sentándome en uno de los tamboretes con bastante maña.-¿Qué tiene para desayunar?-
El hombre me miró de forma acusadora, mientras me mostraba bollería industrial que tenía detrás de él, en unos estantes. Entre ellos destacaba el hecho de que hacía varios días que estaban allí.
-¿Los reponedores no acostumbran a pasar por aquí, no es así?-Le comenté sarcásticamente, pero sin malicia. Al parecer, a las tantas de la noche el bar tenía mejor pinta. Bajo los efectos del alcohol, claro.
-Los reponedores no, pero mis puños sí.-Dijo el barman alzando uno de sus puños sucios y colocándolo cerca de mi rostro. Yo puse una mano en mi bolsillo, y saque una esfera rojiblanca. Nunca se sabía que puede pasar.
-Le aseguró que puedo llegar a entender porque no tiene muchas visitas. ¿El término de calidad no lo tiene aprendido, no es así?-Le contesté. Realmente no había empezado con buen pie, aunque el hombre, quizás asfixiado por las bajas vendas de su tugurio, que hizo que un vaso reluciente golpeará la mesa, cerca de donde había situado mis brazos.
-Así pues, ¿Qué quiere?-Me dijo finalmente. A mi lado, un ejecutivo yacía dormido. La oscuridad de la sala hacía entender que el hombre tenía abierto las 24 horas del día.
-Me podría informar acerca de si ha visto pasar por aquí a alguien sospechoso-Le dije con una sonrisa maliciosa. Estaba claro que me quería obligar a comprar algo, y, después de observar más atentamente el bar, no era el mejor sitio, aún así, y viéndome el hombre con pintas de detective, intenté hacerle creer que iba a preguntarle algo sobre algún caso que estuviera investigando.
-Quizás.-Dijo el hombre, como si, por sobre todas las cosas, quisiera que le comprase algo. Captado el mensaje, me dispuse a señalarle con el dedo índice de la mano en la que no llevaba pokéball, la ubicación de un bollo relleno de chocolate.
-Eso, y un café. Y cargado.-Le comenté, observando que, al final de la barra, una máquina cochambrosa, tenía todo el aspecto de hacer café.-Y ahora, ¿A visto algo extraño? ¿Como gente discutiendo y todo eso?-
Realmente, empezar a sugerir la idea de que ese cuerpo había muerto esa noche, era una buena idea. Y también empezar a buscar posibles sospechosos. Por algo se había que empezar, al menos hasta que empezarán a salir los resultados oficiales.
-Todo el mundo viene aquí a discutir en grupo, como si no pudiesen hacerlo en otro sitio. Aunque, desde hace algunas noches, intermitentemente, se reúnen aquí cierta gente vestida de negro que me da mala espina. Más de la que me da la otra gente.-
-¿Heavys?-Le dije sarcásticamente, imaginándome que los prejuicios del hombre podrían superar los límites de mi entendimiento.
-No, van bien trajados, casi como si fueran de uniforme.-Me dijo el hombre mientras me dejaba un bollo de los que había pedido encima de un plato. Se había olvidado de poner una servilleta.
-¿Algo en común? ¿Alguna seña? ¿Algún icono?-Pregunté intrigado. Podía no tener cada que ver con mi caso, pero eso siempre era información destacable, más que nada para salir corriendo de la ciudad antes de que un grupo de locos idealistas decidieran hacerla saltar por los aires. No había sido la primera vez.
-No me acuerdo muy bien... pero me pareció ver que todos llevaban un pin rojo extraño. Tenía forma de letra. Me parece que era la letra R.-
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:46 pm

Capítulo 2: La letra

Realmente el hecho de que el tabernero me acababa de advertir de que esos extraños personajes iban con un pin que contenía la “R” me hizo recordar momentáneamente a los vestigios del Team Rocket, aquel grupo terrorista/mafioso que se había desarticulado hacía años. Aunque, claro esta, se sabe que nunca se derrotan a las ideas, así que lo más seguro es que siguiesen escondidos.
Se podría decir que las pistas más importantes de una investigación aparecen de repente, sin buscarlas, o por el mero fruto de un error, y mi intuición me decía que esta tenía algo que ver con el caso que se me había otorgado esa mañana.¿Y eso
Dejándome pensando, el señor del bar me sirvió el café, en su típica tacita blanca con plato abajo, junto con su cucharilla de plástico y el sobre de azúcar.
Al fijarme en la mesa, vi que estaba bastante rallada, puesto que, en ella habían dibujadas cosas como las partes intimas de los hombres, así como una decena de tonterías por el estilo.
Estaba claro que se encontraba en un bar de mala muerte, en el cual era habitual que fuesen aquellos que no querían ser encontrados. Observando los dibujos con atención, puesto que no tenía nada más que hacer, termine de comerme el bollo, que, aunque fuese de ayer, aún tenía gusto a algo bueno, y desplacé mi mano hacía la taza de café (A la cual anteriormente había puesto el azúcar y mezclado).
Y allí estaba. Al dejar descubierta la parte honda (Si se le puede decir así a un plato casi plano de diez centímetros de diámetro aproximadamente), pude observar con claridad una marca extraña en el plato. Se podía observar solo parando atención al platillo. Parecía que alguien se había dedicado a esculpir algo, como si intentará que el mensaje perdurará. Vagamente, y sin mucha traza, me dedique a describir los cuatro cortes que se habían producido en la porcelana, descubriendo al final...
Era una letra. Pero no una letra cualquiera, sino aquella que me habían indicado anteriormente. Era una “R”.
Coincidencia dijo mi mente. Además, podrían haberlo hecho ellos mismos en sus ratos de aburrimiento en el bar. De hecho, había visto que en ese bar todo tenía la marca personal de sus clientes. O mejor dicho, sus esporádicos clientes (Aunque, claro esta, seguro que tenía sus clientes habituales. Todo bar tiene los suyos. Parece una especie de ley formada por dicho gremio para asegurar su supervivencia, aunque hayan cinco bares en una misma calle, y casi colindantes).
Volviendo al asunto que me preocupaba, eché una mirada al líquido de textura brillante que, junto a algunas pequeñas burbujas en los bordes, esperaba con ansias el momento en que fuera ingerido, de la misma forma en que un crío espera con emoción bajar por el tobogán.
Con tranquilidad, lo volví a dejar en el plato después de que, de un solo trago, me lo bebiera todo, y levantándome, intenté captar la atención del tabernero.
-¡Jefe! ¿Cuando es?-Dije mientras sacaba una roñosa cartera de dentro de mi gabardina. Era de color negro, y estaba descosida por los bordes. Dentro de ella tendría unos diez mil pokés (La moneda del mundo pokémon recibía su nombre del atributo más esencial de sus tierras, los pokémon).
-Son dos cientos cincuenta pokés.-Me comentó tranquilamente, mientras me observaba de forma severa, como si esperará con ansia el dinero, el cual saque cuidadosamente de la cartera, y deposite en la barra. Después hice una pequeña reverencia con la cabeza al tabernero, y empecé a andar para abandonar la taberna, con la clara idea en mente de que tendría que volver más temprano de lo que desearía.
Al abrir la puerta, pude volver a observar la tienda de bicicletas. Su propietario parecía estar detrás del mostrador, donde una bicicleta hacía tiempo que había decidido ponerse en vaga, de tal forma en que incluso habían inquilinos no deseados en dicha bicicleta.
El cartel parecía que se caería en cualquier momento, puesto que era el típico cartel hecho con chapa de hierro que, en su día, de bien seguro habría parecido moderno.
Decidí no hacerle mucho caso, y seguir andando hacía mi nueva dirección, que, aunque aún no la sabía muy bien, donde sabía que tenía que ir en poco tiempo, era al cuartel de la policía de Trigal. Nada más para saber si ya tenían algún que otro resultado acerca del crimen que me habían adosado.
Al haber pasado algo de tiempo allí dentro, empecé a notar como la ciudad se iba llenando de críos, lo cual significaba que se acercaba el mediodía.
La ciudad, ya de por si viva a todas horas, ahora parecía una olla a presión, si entendemos como presión el hecho de que, al andar por la calle, podías oír miles de conversaciones ajenas que, no tenían nada que ver una con la otra.
Al pasar por delante de unos adolescentes, pude observar como uno de ellos se quejaba acerca de la relación de alguno de sus amigotes con alguien nada relevante a mi parecer.
Lo bueno de las ciudades, es que podías pasar desapercibido. Ya podías andar durante horas, que nadie te llamaría la atención.
En poco tiempo llegue a la zona central de la ciudad. Aquella que rebosaba por ser la más importante, entre la que destacaba el centro comercial de Trigal, el cual exponía en grandes carteles sus mejores ofertas, en colores vivos y con un papel que brillaba cuando los rayos de sol impactaban en él. Al parecer estaba hecho de esa forma para que cualquiera que andará, se fijará en ellos. Era una buena estrategia.
Lentamente puse mi mano dentro de la gabardina, y volví a sacar un trozo de papel de liar, para prepararme otro cigarrillo. El anterior no me había durado nada.
Por el lugar también se encontraba el centro pokémon. Estaba situado al otro lado de la misma calle en la que estaba el centro comercial. Era un edificio pintado de blanco inmaculado, por tal de dar la sensación de limpieza. Tenía una arquitectura bastante extraña, puesto que el techo tenía forma ovalada, para que una gigantesca escultura de una pokéball pudiese restar allí, como un punto visible de lo que se trataba.
De hecho, el centro de Trigal se podía decir que era el lugar más importante, donde se reunía todo lo que un visitante debía de observar antes de irse. También estaba el casino, aunque este estuviera un poco más lejos de dicha calle.
Aún recuerdo la primera vez que pise Trigal. Fue por el sur, saliendo del Encinar, después de una travesía en uno de los bosques más peligrosos de toda la geografía. De hecho, recordaba perfectamente esas horas que pasé escapando de un enjambre de Beedrill acompañado de mis dos compañeros de viaje de ese entonces. Qué tiempos aquellos.
Los conocí en la liga pokémon de Kanto. Eramos jóvenes, y la verdad es que los quise mucho. Sus nombres eran Martha y Renato.
Ella había quedado en la sexta posición de la liga. Me derrotó en la segunda ronda. Era lo que podríamos decir, una genio. Sus conocimientos sobre la materia desbordaban mi entendimiento en esa época. Luego supe que simplemente era bastante matemática, y se dedicaba a emplear a su favor los factores negativos y positivos de los que empleaba.
Encendí el cigarillo, y me lo puse en la boca. Sorbí el humo y lo solté como si con él los recuerdos fueran simples rachas de aire.
Sin darme ni cuenta había llegado a una pequeña placeta. Estaba rodeada de hierba, y tenía varios árboles recubriéndola de forma irregular. Se habían instalado unos sillones de madera para que los que querían disfrutar de la tranquilidad del día pudiesen sentarse a mirar las nubes, o lo que les apeteciera. Habían un grupo de niños que, alegres, jugaban con su recién adquirido Pidgey. Este tan solo quería huir de ellos.
Y es que, aunque cazarás uno, eso no quería decir que pudieras controlarlo, o que él no quisiera ser cazado. No sería la primera vez que miles de ellos pasaban una vida apresados en contra de su voluntad.
Aquí era donde entraba el factor del entrenador. Un buen entrenador, aunque fuese un adolescente, creaba un vínculo afectivo con el pokémon, hasta que este lo reconocía, y finalmente, este ya no luchaba por el entrenador, sino por los dos. Era un extraño y bonito vínculo. Aunque, claro esta, no todos lo creaban.
Una de las causas por las que podía entender y hasta y todo aprobar el hecho de que miles de niños cada año saliesen de aventura era la sabiduría que les otorgaba. Era mucha más que la que te podía dar los estudios. Aprendías a vivir.
“Recorre el mundo y vuelve sabio” Se decía tradicionalmente en los pueblos.
Nadie que había iniciado su aventura había vuelto de la misma manera en la que se fue a casa. Nadie.
Y allí entraba Renato. Era el típico entrenador al que no se le daba bien esto. Se había esforzado de tal manera en que consiguió las medallas. No se muy bien como lo hizo, puesto que lo conocí en la primera ronda. Era un chico alegre, el cual iba siempre acompañado de un Totodile. No era frecuente verlos en Kanto, puesto que proceden de las Islas Remolino en Jotho. Además de que tampoco era normal ver a alguien que no hubiera hecho evolucionarlo. Era una persona muy feliz.
Me acordaré por primera vez de como me saludo al empezar la primera ronda, más que nada porque se retiro en el momento en que vio que su Totodile iba a ser impactado por el ataque final de mi pokémon.
Suspiré, mientras, ya sentado en el asiento, dejaba ir una bocanada de humo. Los niños, con la pokéball en manos, habían recogido al Pidgey después de que este intentará escapar. Dejé ir una carcajada ahogada burlona. Lo más seguro era que al final acabaría siendo un Pidgeot a las ordenes de un futuro entrenador. Quizás incluso campeón de la liga. Nunca se sabía.
Me había tumbado de tal forma en la butaca, que podía mirar con tranquilidad tanto el cielo como la tierra. Era una posición ideal. Mi mano, que sostenía la cigarrilla, estaba alzada, paralelamente a mi cabeza, con la cual observaba como una nube tomaba la forma de un pokémon pájaro.
Se podría decir que estaba situado casi diagonalmente, mientras miraba al cielo.
Y es que, el Encinar había sido una de mis grandes aventuras de juventud. Con dos medallas en mi estuche de medallas, los tres nos encaminamos hasta el Encinar, sin ser muy conscientes de lo que allí residía.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:46 pm

No es que fuera algo fuera de lo común, simplemente era un bosque problemático. Al no recibir casi la luz del sol, muchos pokémon nocturnos buscaban su cobijo durante el día en ese lugar. Así pues, no era de extrañar que los Ariados camparán a sus anchas, y que los Pineco hicieran saltar árboles por los aires.
Era un lugar extraño, pero, claro esta, era uno de los puntos clave de la geografía pokémon. Nadie que fuera a hacer la ruta de las medallas iba a volver marcha atrás por la cueva Unión y coger el camino de Ciudad Malva a Ciudad Trigal. Así que, la gente acostumbraba a coger el bosque.
Aún florece en mi mente el sentimiento de incapacidad mientras Martha gritaba que no se podía ir por la vida lanzando golpes cabeza a diestro y siniestro contra los árboles, que fue lo que provoco que toda una manada de Beedrills se lanzarán encima nuestro.
El sol fue subiendo un poco más en el cielo, marcando que empezaba a descender para desaparecer en el ocaso del día. Hacía rato que seguía allí, sentado, mirando al cielo, más que nada por la tranquilidad que me otorgaba ese acto, mientras en el suelo descansaban los restos de lo que antes había sido unas raíces molidas de Bellsprout unidas a un papel fino y casi transparente. Acerque mi mano a la cabeza y me la rasqué, mientras pensaba que, ya iba siendo hora de que pusiera rumbo hacía la estación de policía.
De forma perezosa me levante del sillón, con la espalda destrozada. Realmente ya empezaba a tener una edad como para forzar de esa forma mi espalda. Bostecé de forma exagerada, y me puse en rumbo.
La estación de policía estaba situada en las afueras de la ciudad, por lo cual aún me quedaba pasar por varias calles. La parte sur de la ciudad acostumbraba a ser la zona más poblada, más que nada porque eran propiedad de aquellos que no se podían permitir el lujo de vivir en el centro.
A medida que uno iba andando por las calles de Trigal, podía observar dos claros factores determinantes. Por la parte exterior de la ciudad habían muchas más tiendas modestas, así como más bloques de pisos. Lo mismo pasaba por el sur. En el centro, se situaba lo que podríamos decir, era la zona rica de la ciudad. Aquella que más visitas generaba, y aquella que habitualmente salía cuando se hablaba de la ciudad.
A nadie le interesaba saber que habían problemas en las ciudades, de hecho, todo quedaba muy bonito en la televisión y otros medios que la anunciaban. La realidad era que había marginación, prostitución, mafias y pobreza. Gente que no podía permitirse vivir en las condiciones en las que lo hacía, gente que hacía creer que tenía más de lo que en verdad era.
Pero, sobretodo, y pese a todo, lo que había era esperanza. La esperanza era lo último que la gente perdía.
Al cabo de un rato de andar, finalmente divisé la estación. Era un edificio grande, situado en una área que parecía haber sido evacuada expresamente para su construcción.
De las pocas veces que esperaría ver coches, esa era una. Allí se encontraban dos docenas de coches, aparcados de forma coherente, dejando un pasillo en medio, para cualquiera pudiera acceder al lugar.
El edificio, estaba pintado con un tono azulejo, como si ese fuera el color que representaba a los cuerpos de seguridad de la ciudad. Se podían divisar muchísimas ventanas, tantas que hacían perder las ganas a cualquiera de ponerse a contarlas.
A medida que me acercaba a la puerta, esta se iba denominando con más claridad. Estaba hecha de cristal, y se componía de un juego de dos, de las típicas puertas que te muestran lo que encontrarás dentro, lo cual, claro esta, era algo que destilaba seriedad por todos lados.
Para acceder a ella, antes se tenía que subir por unos pequeños escalones, a modo de escaleras. Pasados, se podía entrar tranquilamente, a no ser que fueras alguien acabado de arrestar, puesto que entonces, lo más probable es que pensarás en una forma de evitar la pena final.
Como si ya fuese mi casa, me dirigí hasta el mostrador, lugar donde una pareja de hombres tecleaban a gran velocidad información que debía ser transmitida a sendos ordenadores (Claro esta, habían dos).
El mostrador, de la misma forma que las paredes, estaban pintados de blanco, más que nada porque era el color que parecía dar más seriedad.
Al posar una de mis manos encima del mostrador, uno de dichos secretarios me miró, mientras que el otro no dejó de trabajar. Parecían que les gustaba su trabajo.
-Buenas tardes.-Dije yo tranquilamente.
-Buenas tardes.-Me contestó él. Era un hombre de unos veinte y pico años, serio, y con el pelo corto rubio. Vestía con el uniforme de policía, que, como ya había visto antes, consistía en la típica camisa de manga larga, la cual estaba hecha con una de esas telas finas que hacía que incluso en verano no aportará mucha temperatura al cuerpo, así como una corbata en vías de ser desabrochada.
El aire acondicionado corría ya, puesto que se oía el ruido incesante de su funcionamiento.
-Soy el detective al cual le han asignado el caso del homicidio en extrañas circunstancias de esta mañana.-Dije con total tranquilidad, mientras repasaba con la mirada la oficina. A mi derecha se encontraba una especie de sala de espera en la cual habían sentadas varias personas de diferentes indumentarias que, llegado al caso, era muy irrelevantes.
A su izquierda, había un pasillo y unas escaleras. El pasillo estaba lleno de puertas, lo cual significaba que eran habitaciones.
Las escaleras conducirían al segundo piso.-Y me interesaría saber donde puedo contactar con los forenses, así como la policía científica.-
El hombre me miró sorprendido. Lo más seguro es que me hubiera tomado por un mendigo, cosa que no le retraería, más que nada porque se podría decir que en el sentido amplio de la palabra, lo era. Después, decidió empezar a buscar en su ordenador una respuesta que me gustará. Y la encontró.
-En el segundo piso, avisaré para que alguien le reciba, señor detective.-Me comento, mientras apartaba la mirada, y, claro esta, volvía a concentrarse en su importante tarea.
-Gracias-Le dije mientras bajaba lentamente la cabeza, y clavaba mi mirada en las escaleras.
Se podría decir que eran unas escaleras de doble rumbo, más que nada porque a media subida, hacían un giro de noventa grados, para dejarte finalmente en el segundo piso.
Y eso hice, disponiéndome a averiguar más acerca del ocaso del hombre sin nombre al que habían rociado con ácido. Lo más extraño, era el hecho de que todo el mundo estaba callado. Angustiado, aunque, claro esta, era algo normal en una comisaría.
No era el mejor lugar para ir con los amigos a reírse.
Al poner un pie en el segundo piso, me di cuenta de que ese edificio parecía un laberinto. Solo habían dos direcciones que pillar, una delante mio, y la otra a mi izquierda. Eran dos caminos en los que tenían puertas situadas de forma en que una delante de la otra quedarán, y además, pareciese simétrico.
La primera puerta de mi izquierda se abrió, mostrando una figura enfundada en una bata blanca que me señalaba con el dedo.
-Buenas tardes tenga. ¿Es usted el detective?-Preguntó con tono cordial. Era un hombre más grande que un servidor, de hecho, yo le pondría unos cincuenta años. Su rostro mostraba signos de alopecia, con lo cual, la gran mayoría de su cabeza había dejado de tener pelo hacía años. El pelo restante empezaba a volverse blanco, adoptando de momento, un peculiar tono gris.
Llevaba unas gafas de culo de botella que le ocultaban los ojos, y una barba de tres días.
Era alto y muy delgado. Parecía que hacía dos días que no dormía.
-Sí.-Le contesté secamente, mientras empezaba a andar hacía él. No me había dado cuenta, pero llevaba guantes de látex blancos en sus manos, como si estuviera en medio de un experimento.
-Verá, hemos empezado la investigación del suceso...-Empezó a decir él mientras abría la puerta para que pasará al lugar. Era una mezcla de laboratorio y despacho.
Capté con atención el hecho de que, encima del escritorio, se encontrará una bureta, juntamente con varios vasos de precipitados. Un líquido restaba atrapado en el objeto largo que se sujetaba en el aire gracias a la ayuda de unas pinzas metálicas y de una estructura a la que llamaban “Pie metálico”.
En el vaso de precipitados que había debajo, se encontraba un líquido que tenía un tono amarillento.
Todo eso, encima de un trozo de papel, que aparentemente protegía la madera de las posibles caídas de fluido.
Al lado de todo esto, se encontraba un ordenador con el cual parecían comunicarse con los otros encargados de la investigación, utilizando una aplicación que requería la presencia de internet.
Parecía que el hombre estaba realmente ocupado, más que nada porque al girar mi vista hacía la otra parte, descubrí que habían multitud de pruebas recién empezadas, encima de tres mesas largas hechas con mármol, una detrás de otra.
Todas ellas, en la parte superior, tenían una pequeña plataforma-estantería en la cual reposaban instrumentos y multitud de productos químicos.
-...Y exactamente ahora estaba terminando de determinar de que ácidos se compone la mezcla que contenía el cuerpo del cadáver. A sido un proceso difícil, que aún dura, por cierto, pero, a primeras, le puedo informar de que se trata del ataque de un pokémon de tipo veneno. Es el único tipo que puede emplear una mezcla tan extraña.-Me comentó. Sudaba de tal forma en que parecía que se estaba encargando de la investigación del ácido el solo.
-¿Algo que no pueda determinar por mi propio pie?-Pregunté de forma sarcástica, mirando la cara del hombre.
-Sí. Los análisis para la identificación del ADN han sido enviados, y mañana a esta misma hora estarán aquí. Podremos saber quién es el muerto. Aparte de esto, creo que encontrará más información si visita el lugar del suceso. Nuestros técnicos ya han rastreado la zona, y estarán encantados de atenderle.-
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:47 pm

Capítulo 3: El ácido

El hombre parecía angustiado por mi visita, eso era algo que se le notaba en su cara. Pero, no sabía el porque. Parecía como si quisiera que me fuera a toda prisa, y me estuviera dando una excusa para que desapareciera del camino.
-¿Tiene alguna lista provisional de la composición del ácido empleado?-Pregunté interesado. No me quería ir de allí sin algo de información, más que nada porque me pagaban por eso.
Al hombre se le cayó una gota fría desde la frente y atravesó todo su rostro.
-Sí...-Me dijo en un tono ahogado. Estaba claro que escondía algo. Atravesó toda la sala, puesto que nos habíamos quedado de pie al principio de la habitación, casi sin entrar.
Encima de la mesa, colocó un papel, y con su mano temblando, empezó a escribir algo en el papel.
-Me pregunto... ¿Le ocurre algo?-Le dije, observando lo extraño de la situación.
-No. Claro que no.-Dijo él mientras terminaba de garabatear en el pequeño papel que había sacado de su bolsillo.
-Pues se le ve angustiado.-Dije observándolo atentamente. El me miró, y apartó su mirada hacía una de las ventanas.
-No se porque lo dice. Simplemente estoy algo estresado.-Comentó, de tal forma como si buscará una coartada. Pensé que como tenía que venir mañana, volvería a ver su estado.
-Esta bien. No se estresé señor. Descanse y todas esas cosas.-Dije mientras el hombre me daba en la mano el papel. La caligrafía era algo pésima, pero se podía leer.
-¿Una mezcla de Ácido Nítrico con varios catalizadores que aceleran el proceso?-Pregunté al científico. Me intrigaba saber que era ese ácido.
-Y creo que tiene una pizca de sulfúrico.-Me comentó.-Por el estado del cuerpo, se empleó el nítrico para debilitar la piel, y el sulfúrico para romper los tejidos. Además, el nítrico se dedicó a quemar las mucosas.-
-Pero... un pokémon que usé dicho ataque estoy seguro de que no soportaría unas concentraciones altas de dicho ácido siendo creado dentro suyo. No creo que soporte más del 5%-Le comenté.
-¿A tenido contacto con algún ácido?-Me preguntó el científico.
-Sí. En Isla Canela, hace muchos años. Un científico que utilizaba un Muk me comentó que un cuerpo, aunque estuviera preparado, mediante mucosas para neutralizar un ácido que fabrica él mismo como método de ataque, no podía aguantar una concentración de más del 5%. Y usted me está sugiriendo en esta nota de que el ácido que se empleo tenía una concentración del 75%.-
-De momento, es lo que creo, pero, lo más seguro es que fuera más.-
-Por lo cual, se puede suponer que, el atacante asesinó con un ataque ácido a la persona sin identificar, y después, para eliminar todo rastro, lo roció con ácido por tal de erradicar el cuerpo, no?-Pregunté intrigado. Acababa de descubrir unos datos demasiado valiosos.
El hombre me miró intrigado, y asintió la cabeza.
-¡Sí! Estoy seguro de que ocurrió así.-Me dijo como si tratará de convencerme. Parecía que sabía más de lo normal. Pero claro, actualmente no podía decirle nada, el único dato que tenía era que un ácido de alta concentración se había empleado para hacer desaparecer el cuerpo, aunque, claro esta, eso tampoco podía asegurarlo, aunque si era lo más probable.
Quizás el ir de nuevo a la escena del crimen me ayudaría mucho a encontrar pistas para un caso que me sobrepasaba. Aunque claro esta, tenía que tener claro que aún no había ni recopilado información, así que el dedicarme a pensar posibles soluciones en ese instantes era una perdida de información.
-¿Mañana dice?-Le dije preguntándole acerca de la llegada de los resultados-¿Me los dejará en la entrada? Me interesaría no perder mucho tiempo, tengo mucho que hacer.-
-Por supuesto-Me comentó, mientras me invitaba a abandonar la sala. Parecía como si no me quisiera allí. Era sospechoso por su manera de actuar, aunque, claro esta, no podía ni saber la hora del crimen actualmente, por lo cual, no me quedaba más remedio que volver al lugar donde empezó todo.
Acompañándome hasta la puerta, pude observar su nerviosismo. Al parecer tenía ganas de que la puerta se cerrará, quizás para poder empezar a hacer cosas que a mi en principio no me interesaban, o mejor dicho, no eran de mi incumbencia.
-Buenas tardes tenga-Le dije en tono cordial con una pequeña reverencia, mientras empezaba a andar camino las escaleras.
La puerta se cerró detrás mio sin que él dijera nada. Miré al techo un segundo, como si intentará ver el cielo, y al darme cuenta de que lo único que había era una falsa idea de protección, decidí volver a lo mío.
Paso a paso, baje por unas escaleras que, al bajar me di cuenta de que estaban demasiado inclinadas, cosa que, en principio, podría significar que, como hubiese una inspección de seguridad en los edificios, se los comerían vivos.
Sin más dilación, me dirigí hacía la puerta de salida, no sin antes mandar un cordial despido levantando levemente mi mano hacía los policías que estaban de secretarios.
Abrí la puerta con sumo cuidado, haciendo que mi mano la empujará hacía delante, y mi cuerpo siguiese el camino marcado por la trayectoria de la plancha de vidrio grueso.
El sol golpeó mi pálido rostro, e hizo que cerrará momentáneamente los ojos, mientras la puerta se cerraba tras de mi. Al alzar mi vista, ahora sí se veía el cielo. Las nubes mostraban una clara tranquilidad, la cual daba hincapié a que, junto con los rayos solares, provocarán una agradable sensación de reposo. Se notaba que empezaba a ser el ocaso de la tarde.
Como si no tuviera nada que hacer, empecé a deambular, con intención de volver al lugar donde este mañana se había tumbado un humano al fallecer.
Y es que, la muerte hacía tiempo que había empezado a formar parte de mi vida. No desde el punto de vista que a cada paso que hacía, el oxigeno iba matándome lentamente, sino el hecho metáfora de que cada paso mío me acercaba más y más a la parca.
Como tenía un buen camino para atravesar toda ciudad Trigal para llegar al dichoso bosque, decidí fumarme otro cigarrillo. Raudamente me puse manos a la obra, con el procedimiento estandarizado.
En esas ocasiones, andando de un lugar a otro, era el momento en el cual me preguntaba cosas básicas, como, por ejemplo; ¿Cómo había acabado así?
Después de los sucesos del atentado de Ciudad Trigal, hará ya quince años, decidí empezar este camino. Quizás fue cuando todo cambió. Todo.
Y sin darme cuenta, me encontraba mirando al cielo. Mi vista se volvió borrosa durante unos segundos, mientras dejaba ir una bocanada de humo por mi boca.
El ritmo de mis piernas al andar era bastante constante, y la gente al verme pasar se me quedaba mirando. No era normal ver en esas épocas del año a alguien que fuese tan tapado.
Con total tranquilidad, aunque si que me corría algo de prisa, conseguí atravesar la ciudad y sus particulares calles, hasta conseguir llegar al bosque.
Con él, volvía el cante de los Pidgeys, el remover de las hierbas mientras un Rattata impávido escapaba corriendo del lugar al ver el paso humano, y un Spearow que me miraba de forma amenazadora.
Al adentrarme en la estructura compuesta por multitud de árboles, llegue al lugar cortado.
La típica cinta de plástico, en una triste imitación del papel ordinario, recreaba un perímetro de seguridad inexistente, puesto que, no se le pueden dar puertas al bosque, y alertaban con un “No pase. Policía de Trigal”.
Con total impunidad, levanté dicha cinta, y pasé por ella, casi sin agacharme, más que nada porque no me apetecía. Delante mío, habían varias personas, haciendo diversas tascas. Eran en total un conjunto de seis personas. Dos de ellas estaban agachadas y de rodillas en el suelo con una cámara de hacer fotografías, intentando interceptar hasta el mínimo detalle.
Me acerque hacía ellos. El cigarrillo lo había tirado antes de entrar en el bosque. Uno de ellos se giró en sentirme llegar. Estaba de pie, y vestía con el típico y ya explicado traje de la policía, aunque, si no se contará, no pasaría nada, puesto que todo el mundo sabe como es un traje de policía. En todos los países se vestían de la misma forma. Debería ser por algún tipo de acuerdo mundial.
El hombre presentaba arrugas en su cara, lo cual hacía que fuera de mediana edad, quizás cuarenta años. Al parecer sabía hacer bien su trabajo, puesto que ya tenía en sus manos un portafolios con varias hojas.
-¿Es usted el detective?-Preguntó. Sus ojos se clavaron en mi. Los míos en él. Giré momentáneamente la mirada para observar mis alrededores. El cuerpo ya había sido removido, y en su lugar había una silueta marcada con pintura blanca. Alrededor de esa figura, habían varias placas de metal dobladas por la mitad con un número. Había pocas, por lo cual, quería decir que aún no habían encontrado muchas pistas.
-Sí. Sino, creo que tendría infinidad de cosas mejores que hacer que acercarme a un campo rodeado de gente a la que le gusta fotografiar muertos.-Dije con mi habitual tono. El hombre suspiró, mientras me indicaba para que pasará. Lentamente, me acercó el portafolios.
-Todas las irregularidades del territorio que hemos encontrado. Es un total de cuatro pruebas.-Dijo mientras le cogía el portafolios. Había mucha letra para poca cosa.
Al hacer una ojeada rápida a los archivos, pude ver que habían quedado restos del ataque ácido usado por el pokémon en las hierbas, puesto que así lo habían determinado. Al parecer, y con total exactitud, alguien había vaciado una botella de otro ácido encima del ácido hecho por el pokémon, de forma en que los enzimas del primero desaparecieran como prueba.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:48 pm

Otra prueba eran las huellas de la persona, que, al parecer, se habían quedado marcadas en el suelo. Lo cual vendría a ser que se había estado un buen rato en el lugar del crimen.
-¿Han empezado a examinar el cadáver?-Pregunté, intrigado. Al parecer la investigación preliminar estaba siendo un éxito, y, la extraña muerte de la mañana no pasaría de ser algo inusual, pero fácilmente descifrable. Suspiré aliviado, puesto que este hasta ese momento me había sentido algo angustiado con todo el tema.
Oí tres golpes secos de luz, los cuales provenían de las cámaras al aplicar una captura de las imágenes que les interesaba.
-¿El ácido ya se ha mandado a ser investigado?-Pregunté a su vez. Ahora me había quedado claro que la idea de que hubiesen intentado borrar las muestras era algo ya factible. Habían pruebas acerca de ello.
-Sí. En comisaria ya se nos ha informado de que han conseguido descifrar cual fue el ácido que se empleó...-Dijo, sin que le dejará terminar la respuesta.
-Suena coherente. He ido a visitar el laboratorio antes de venir hacía aquí. Y se que se han usado dos ácidos distintos. Nítrico y sulfúrico. La idea es... ¿Cual fue el ejecutor, y cual fue el defensor? ¿Tienen los datos?-
A pesar del tono que había usado al hablarme, el científico que había conocido en comisaria parecía tener razón. Habían sido dos ácidos. Y lo más seguro es que uno de ellos fuera el que lanzará el pokémon, y uno segundo el que se usará el asesino. Desgraciadamente, y teniendo en cuenta que los líquidos habían estado bastante rato en contacto con la atmósfera, y de que ya se habían empleado sobre un cuerpo, el buscar datos acerca de la concentración de los dos tipos de ácidos, era prácticamente imposible, porque no se podía calcular con exactitud, al menos en tan poco tiempo, el estado original de dichos ácidos. Dándome por vencido, volví a encararme hacía el hombre, que me miraba de una forma extraña, como si no entendiera como podía ser detective.
-Para que la investigación avance, mucho me temo que tendrán que encontrar el bote en el que iba el ácido.-Le comenté, mientras volvía a mirar la primera hoja del portafolios.
El ácido, las huellas (Las cuales tendría que mirar después), el propio cuerpo. Y, un extraño trozo de papel, medio quemado por efecto del ácido.
-¿Sólo esas cuatro?-Pregunté, dándole de nuevo el portafolios. Él, recogió gustosamente dicho instrumento, y asintió con la cabeza. Yo, sin mirarlo, me puse a mirar por el suelo. Habían unas extrañas marcas por el suelo, como si algo se hubiera arrastrado por este.
-Se ha dado cuenta de que la hierba esta aplastada... ¿Por algo?-Le comenté. Me agaché para verlo de más de cerca.
Exactamente hablando, lo que había era una especie de paso, como si algún pokémon se hubiera arrastrado por el lugar, y no demasiado tiempo.
-No le hemos hecho caso. Estamos en una zona de paso, y el hecho que haya marcas de que algo se haya arrastrado, simplemente nos indica de que ha pasado algo. Pero no necesariamente algo implicado. Esta es una zona por la que se ven muchos pokémon que se arrastran.-Dijo, intentando quitarle interés a la pieza.
-Entiendo...-Dije, levantando la vista. Los trabajadores seguían en sus tareas, y el que se encargaba de la operación me atendía. Al menos este no parecía estar nervioso de mi presencia, cosa que era de agradecer. Simplemente parecía un poco enfadado por el hecho de que le estaba haciendo perder tiempo, y que lo más seguro es que ese día le tocará hacer horas extra. Le mire, mientras me rascaba con saña la mejilla.-Podría ver las pistas tres y cuatro.-
-Claro.-Me dijo, mientras levantaba la primera hoja del portafolios con una mano, mientras con la otra hacía fuerzas para liberar a los trozos de fibras desorganizadas de forma en que estas pudiesen extraerse con facilidad. De allí, escogió dos hojas, y, mientras me indicaba con una mano que las cogiera, volvía a agarrar todas las hojas, en una pose bastante ridícula la cual hacía recordar a un malabarista.
Alcé mi mano, y las agarre, todo acercándolas lo posible para que pudiese observarlas visualmente.
La primera fotografía pertenecía a las huellas, las cuales, no eran muy visibles, pero suficiente para que pudiese ser analizada mediante ordenador. A primera vista parecían unas botas, de ahí a que se hubiese marcado el terreno.
La segunda fotografía era un trozo de papel que, lo más seguro era que en su estado original no era más grande que una mano. Tres cuartas partes habían sido quemadas, y la restante, parecía tener los restos de una letra, en color rojo anaranjado, algo tullido por el ácido. Parecía una parte de una redonda, una línea curvada, lo cual, pensando en un asesino con estilo, quería decir que había dejado su marca distintiva por tal de que la policía supiera que había sido él.
Aunque, eso significaba que era algo chapuzas, porque lo dejó caer en un lugar donde había ácido. Eso sí, también se había de tener claro el hecho de que alguien que quiere hacerse notar, no borra las pruebas, porque, era algo ya sabido que, aquellos artistas a la hora de matar, o ya de por si mataban de forma artística, de forma en que su identificación era casi nula, o que eran simples aficionados que solo querían fama, y que, dejaban tantas pruebas que no tardaban ni dos días en ser detenidos.
Esto era distinto, puesto que, quién había querido matar, lo había hecho con algún tipo de propósito, y el hecho de borrar las pruebas, era un claro ejemplo de que no quería ser pillado.
Otra cosa que me tenía intranquilo era el hecho de haberlo hecho en una zona transitable, cosa que, si no se quería dejar rastro, era el peor lugar donde cometer el homicidio, lo cual, a mi parecer, hacía ver, que el rayo de esperanza que se me había otorgado al principio de mi nueva visita, se había disipado. Aún habían muchas cosas por descubrir.
Me giré, mientras me dedique un segundo a mirar un árbol al cual el vuelo de un Pidgey, que estaría próximo a evolucionar, le había arrancado varias hojas. Sentí la presencia de la mirada del hombre, así que miré de nuevo las fotografías.
-El calzado podría ser una buena pista. ¿Tardarán mucho en saber de que calzado se trata?-Pregunté. Y realmente, era así. Y aquí, además, era cuando la idea de esta mañana cobraba fuerza. ¿Podría ser que algún grupo terrorista estuviera detrás de todo el entuerto? El hecho de que hubiesen bastantes pistas acerca de una R de por medio, y de que en ese bar hubiesen aparecido un grupo de chicos vistiendo la “R” en su camisa me hacía recordar a los sucesos de Trigal. Y eso hacía que en mi mente volviesen las imágenes de esa cruel batalla.
Y es que, realmente, no había sido como lo ponían en las películas, o en los videojuegos, ya que, el día en que el grupo terrorista apresó por la fuerza a la capital de Jotho fue uno de los momentos más oscuros de la historia moderna, no por el hecho de las muertes, sino por permitir que semejante organización se hiciera con tal cantidad de poder, además de que se actuó demasiado tarde.
Y no fue gracias al ejército, que, comandado por el Alto Mando, decidió entrar por la fuerza en la ciudad que esta pudo ser liberada, sino por los esfuerzos de miles de entrenadores, entre los que estuvo un servidor, que decidimos echar fuera al Team Rocket.
Con sus líderes apresados (Aquellos que no pudieron huir), y con demasiadas bajas, puesto que fue un ataque con todas sus unidades, la antigua mafia pokémon desapareció totalmente del mundo visible, y, por lo que pude comprobar en mis años de viaje posterior, también de los suburbios, al menos en gran proporción. Siempre quedaban pequeños núcleos de malhechores que, aprovechándose del nombre, lo empleaban para beneficio propio.
Si se identificaban las supuestas botas, se podría comprobar, o mejor dicho, llegar a descartar, el hecho de que el Team Rocket esta detrás de este fortuito homicidio, y sinceramente, era algo que preferiría descartar.
-Una semana mínimo. Aunque no le descartó que la investigación duré más.-Me comentó el hombre, que parecía tener mucho interés en que desapareciera de su vista. Al percatarme, hice tres pasos hacía delante, levantando la mano en señal de despedida.
-Muy bien. Me pasaré por comisaria a informarme de los resultados en terminar el plazo.-Dije, empezando a andar hacía la cinta que, siendo balanceada por el viento, indicaba de forma muy amenazadora a los humanos que no podían pasar. Lo más divertido del caso es que nadie se atrevía a pasarla, puesto que, el peso de la ley podría caer encima de ellos.
Y es que, la presión que en su mente llegaba al leer la palabra policía era algo que debería ser estudiado. Era una especie de barrera que, impedía a cualquiera de acercarse al lugar en el que había alguno de esos tipos que, si quisieran, podrían arruinarle la vida a cualquiera haciendo uso de unas leyes creadas especialmente para que solo se pudieran hacer actos que aquellos que mandaban permitían.
De esta forma, de la misma manera con la que entré en el lugar, salí del lugar, alzando la cinta, hecho expresamente por tal de que el contrario no tuviera tiempo a replica.
El cielo empezaba a volverse anaranjado, lo cual indicaba que la tarde estaba empezando a dejar paso a la noche, y con eso, empezaba la búsqueda de pruebas en ese bar de mala muerte en el que, supuestamente, podrían volver a aparecer aquellos sujetos.
Así pues, de esta forma salí del bosque, todo volviéndome a poner manos a la obra con mi inquietante vicio que, si no lo hacía mi trabajo, en un futuro me quitaría la vida.
Y es que, las raíces tenían unas condiciones excelentes para dejarte en un estado de tranquilidad, provocado por infinidad de procesos que tenían a ver con la sustancia que se liberaba al quemarse el veneno que restaba en esos trozos de planta venenosa.
Por suerte, o por desgracia, ese veneno en estado puro hacía más efecto, aunque sus efectos secundarios aparecían más temprano. Eso había ocasionado que hubieran prohibido su consumo, aunque, raro era el día en que un chico adolescente, sin muchas luces, tuviera sus propios Bellsprout en su casa para el consumo propio. No acostumbraban a llegar a los treinta años. El proceso de arrancado de raíces, por cierto, era especialmente doloroso para el pokémon.
Por otra parte, el cigarrillo que me acababa de formar estaba hecho con las raíces que se le caen, por lo cual, dicho a la ligera, podríamos decir que me fumaba sus células muertas.
Y, mientras posaba en mis labios la campechana estructura aliñada, y me la encendía con sumo cuidado, pude observar como las luces de Trigal se iban haciendo más y más grandes.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:48 pm

Capítulo 4: La mesa oscura.

Con la misma rapidez con la que un fuego se apaga en ausencia de oxigeno o cualquier parte fundamental del tetraedro del fuego, la noche llego a la ciudad. Los carteles brillantes, así como la multitud de farolas que malvivían en la ciudad, siendo expuestas a posibles agresiones, convirtieron la negra noche en un nuevo día, aunque fuese creado con luz artificial.
No tardé mucho en llegar al bar, al abrir la puerta, el ambiente se notaba diferente al estilo decadente de esa mañana. El bar estaba lleno, y no precisamente de gente de buena vista, como diría cualquier presionista de sociedad.
La barra del bar estaba llena de gente que, sin pensarlo dos veces, bebía y bebía, en un intento para escapar de su patética forma de vida.
Las mesas, eran pasto de la más exuberante calaña. Gente que vestía con harapos que hacía tratos con un hombre que iba con una americana negra. Estaba claro cual era el traspaso que se estaba haciendo, puesto que, una bolsita que podría ser cogida con tranquilidad por la mano de un niño, así como rodearla y esconderla en el interior de su bolsillo con total impunidad, sin que esta se divisará en ningún momento.
La bolsita, transparente, mostraba que en su interior iba una especie de polvo blanco, que, claro esta, con tranquilidad se podía deducir que se trataba de droga. No entendía como el barman podía dejar vender esas sustancias tan a vista, aunque, al ser un bar lleno de calaña, podía pasar desapercibido con tranquilidad.
Busque con interés, mientras andaba hacía dentro del ya visitado bar, algún rastro que me indicará que esos hombres de negro que en su pecho llevaban la “R” estaban presentes. Era la única prueba mayor de la que disponía, y quería avanzar por ella.
Pero, al parecer, no había nadie. Suspiré intranquilo al darme cuenta de que solo quedaba una mesa vacía, al final de todo, en la que parecía que nadie tenía intención de acercarse.
-Señor, ¿Dónde se dirige?-Me preguntó el mozo del bar, al ver que me dirigía hacía ese lugar, con paso decidido. Lo recordaba de esa misma mañana, y parecía que al pobre lo tenían sobreexplotado, puesto que, ya daba por supuesto que no le habían dejado ir a casa, ni había pasado las quince horas mínimas de descanso entre jornada y jornada.
-A sentarme. ¿O crees que me voy a quedar de pie todo el rato?-Contesté casi ignorándolo. Al decir eso, varias personas parecían mirarme, como si estuviera a punto de hacer una insensatez. De hecho, era lo que quería hacer.
El chico, se apartó, mientras seguí desfilando hacía la última mesa, a la cual miré. La luz parecía no querer entrar en contacto con ese lugar, dándole así un aire a lúgubre. Habían unas seis sillas dispuestas alrededor de la mesa, las cuales parecían estar hechas con mayor calidad que las demás, aunque sus tonos no se notaban por la escasa luz que llevaba hacía ellas. Había la suficiente para que uno pudiese darse una idea de lo que era, pero ya estaba. En tocar una de ellas, noté que sus respaldos estaban hechos de cuero, o mejor dicho, recubiertos con dicho lujoso tejido. Aunque, claro esta, lo más extraño era el hecho de que, en dicha mesa, hubiese dibujado, con pintura un extraño símbolo. Era una R, pintada con color amarillo, fuerte, lo cual era lo que más destacaba de toda la mesa, y quizás lo que hacía que la gente no se acercará. Eso me sorprendió mucho.
¿Qué quería decir eso? Me giré rápidamente hacía el tabernero, esperando una respuesta por su parte. ¿Qué quería decir esa letra? Parecía como si me persiguiera, y, ahora si que me daba cuenta de que no era una coincidencia, puesto que parecía hecho a conciencia de esa forma.
-Oiga...-Dije, mientras me costaba respirar un poco. Me había sorprendido encontrar ese símbolo tan grande ahí dibujado, y que ayer no se me hubiera dicho nada.
-Demasiado tarde.-Escuché detrás mío. La sorpresa vino, cuando oí una especie de tubo clavarse en mi espalda, a modo de advertencia.
-¿Quién te manda?-Dijo una voz, detrás de mi. Era la de un chico, que no llegaría a los veinte años, y que, parecía distorsionarla un poco, colocándose algo delante de su rostro.-Si te mueves, te lleno de acero-
Miré al suelo. ¿Qué significaba eso? ¿Tan rápido? No me lo esperaba. ¿Dónde me había metido? Esta mañana el tabernero parecía, dentro de lo que hacía falta, amable. Era otra pequeña traición. El suelo estaba tan oscuro que solo podía ver como si una especie de tinieblas se hubiese apoderado de mis pies.
-Responde-Me dijo la persona, al percatarse de que no hablaba.
-Soy detective.-Dije, intentando tranquilizarme. Mire hacía arriba, todos hacían como si no pasará nada, o, mejor dicho, ignoraban el hecho de que esa persona estaba allí, apuntándome con un arma. El barman, lo observaba todo a lo lejos como si no fuera con él. Ahora era cuando me daba cuenta de que el mozo había intentado advertirme de algo.-¿Vosotros que sois?-
-Aquí yo hago las preguntas.-Dijo mientras se oía un ruido metálico. Estaba preparando el arma para disparar, o, mejor dicho, hacía ver que la preparaba para que cogiera miedo y les dijera todo lo que sabía.-¿Qué haces aquí?-
-Venir a emborracharme. ¿Acaso no tengo derecho a hacerlo?-Dije, sarcásticamente. Noté como el arma se desplazaba por mi espalda, hasta llegar a la parte superior de mi hombro izquierdo.-Como vosotros, ¿No?-
El arma rugió, y el proyectil pasó rozando por mi hombro, gracias al hecho de que me moví un poco antes de que la pistola se disparará. Aún así, la bala me pasó rozando el hombro, provocando que cerrará intermitentemente los ojos, mientras hacía una mueca de dolor. Mis pies temblaron, más que nada porque, junto con el arma, una gran corriente de aire caliente me dejó una pequeña quemadura alrededor del área desgarrada, por la cual, claro esta, salía sangre.
-Nada de sarcasmos, chusma.-Gritó el chico detrás de mi. Me agarró por el cuello, y mientras con una de las piernas me hacía la zancadilla, me tumbó contra el suelo, situando el cañón del arma encima de mi espalda.-La próxima vez no fallaré.-
De fondo, a todo esto, se oía un grito de dolor. Al parecer la bala que no me había dado a mi, había dado a otra persona, pero, en el suelo, casi ciego por la oscuridad de la zona, no podía ver nada.
-¿Le has sacado algo?-Dijo otra voz, esta vez era femenina.
¿Qué cojones era todo esto? Y sobretodo... ¿Tenían algo que ver con el asesinato que estaba investigando. El simple hecho de que me hubieran parado a punta de pistola, significaba que tenían algo que ver en el turbio asunto.
-No.-Dijo la voz de aquel que me apuntaba. Más que nada por cercanía. Lo más seguro es que él estuviera agachado. Había puesto la rodilla encima de la espalda, mientras con una de sus manos impedía que el brazo sano pudiese hacer algo, agarrándolo al lado de su rodilla.
-¿Le has quitado todo aquello que pueda indicar que puede contratacarnos?-Dijo la chica.
-Antes de que lo haga le vuelo la tapa de los sesos. Total, es un viejo de mierda.-Le contestó el chico.
-Tengo una pregunta para vosotros...-Dije, ignorando el hecho de que me podían matar de un momento a otro.
-¿Tu? ¿Preguntas? ¡Aquí las preguntas las hago yo!-Dijo el apresador. Se podría decir que se sulfuraba con facilidad, lo cual lo convertía en alguien peligroso. Se le podían cruzar los cables, y yo terminar bajo tierra en un santiamén.
-Cierto. Es que me había olvidado, con tantas preguntas que me has hecho.-Dije irónicamente.
El arma se separó de mi un segundo, y volvió a rugir. En ese momento, sentí como el brazo que había dejado por delante de mi cabeza ardía. La bala penetró en mi piel, y, arrancándola como si se tratará de un taladro, me abrió un agujero en este. Como parte de la fiesta particular de las partículas de mi brazo, la sangre salió disparada a un poco de presión desde este, y entre otras cosas, aparte de tumbarse en el suelo como si se tratarán de serpientes para ver si se calientas, parte de ella impregnó mi cara, que, aunque gotas, la idea de que mi propia sangre llegará a mi cara, pues no era nada agradable.
-He dicho que cierres el pico-Gritó con rabia. No sabía si los demás le harían mucho caso, pero se oían ruidos de zapatos, como si algunas personas saliesen corriendo del lugar.
-Eso no lo has dicho.-Le contesté, mientras me aguantaba el dolor. Pero, sinceramente, no es algo que se pueda aguantar, y al tratarse de un método de relajamiento del cerebro, dejé ir un grito bastante grande de dolor.
-¿Te crees muy gracioso?-Gritó el chico. Realmente, lo acababa de poner de los nervios. Entonces sentí como el cañón intentaba aplastarme la cabeza, más que nada porque la parte superior de esta estaba en contacto directo con mi cabeza.
-No lo mates. Entonces no sabremos...-Dijo la chica detrás suyo, pero, no pudo terminar la frase, o mejor dicho, esta no se escuchó porque un grito resonó por toda la sala.
-A callar, zorra.-Gritó, mientras notaba como separaba el arma de mi cabeza.
Y es que, uno de los problemas de la gente que se cabrea con facilidad, es que, cuando pierde los extremos, acostumbra a olvidarse de cosas, como, por ejemplo, que me estaba agarrando el brazo “sano”, por lo cual, mientras lo oía discutir (No estaba para ponerme a escuchar su discusión), me giré con todas mis pocas fuerzas, y mientras mi mano iba directamente hacía dentro de mi gabardina, alcé una pierna para que este perdiera el equilibrio, y dejará mi espalda más libre de lo que ya estaba.
Todo eso, mientras mi brazo rugía por el dolor, y sentía como iba perdiendo cada vez más sangre. Pero, desgraciadamente, y por mucho que lo intenté, lo máximo que conseguí fue que una de mis pokéballs saliese rodando por el suelo, sin causar mucho ruido, y quedará atrapada debajo de las piernas de una mesa.
Entonces sentí como el arma se disparaba de nuevo. Mis ojos se quedaron bien abiertos. Mi sistema nervioso decidió paralizarse momentáneamente, mientras analizaba la situación. Con mi cuerpo lleno de adrenalina, mis oídos sintieron como un cuerpo caía contra el suelo, exactamente encima mio, lo cual, provocó que el golpe fuera bastante doloroso. Deje ir un grito de dolor.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 5:49 pm

-Ya te lo advertí hace tiempo... que estaba hasta los cojones de este sujeto.-Dijo otra voz, mientras se oían los pasos de alguien que se acercaba.-Era tan fácil como cogerlo desprevenido, drograrlo, o simplemente dejarlo inconsciente. Nos lo llevábamos a un lugar discreto, y luego lo interrogábamos.-
Y mientras la nueva presencia hablaba, yo notaba como algo cálido se esparcía por encima mio, lo cual, supuse que era la sangre del que me había sujetado al principio. ¿Dónde me había metido?. Intenté moverse, pero, entre que me estaba desangrando, y el hecho de que tenía un cuerpo humano aparentemente muerto encima, pues al parecer provocaba que no pudiese hacer nada más que estar en el suelo.
¿Había llegado ya mi fin? Hacía un poco de tiempo que había empezado a desangrarme, y empezaba a notar que la cabeza se me iba. Pero poco, por suerte, la sangre que salía era poca, en comparación con la que mi primer agresor estaba soltando. Notaba como toda mi gabardina estaba mojada con el fluido ferroso.
Oí el ruido de alguien al agacharse. La luz estaba apagada.
-¿Qué has hecho con los que se han escapado?-Dijo la voz que se acercaba hacía mi rostro, era una chica, que tendría unas dos décadas de existencia. Era joven, podríamos decir.
-¿Me... lo dices a mi?-Pregunté, con mi cabeza tumbada en el suelo, y los dos brazos extendidos hacía delante. Había empezado a agarrarme la herida con mi mano, para intentar parar la hemorragia con todas mis fuerzas posibles. Ella pareció ignorarme.
-Se han encargado fuera. No es el momento de armar carnicerías, así que, les he dicho que usen los poderes telepáticos de los Abra para borrarles parte de la memoria.-Dijo la persona que seguía de pie delante de mi, mientras miraba la chica.
La luz, seguía siendo igual, es más, parecía aún más oscura, por lo que no podía ver los rostros de mis agresores. Parecía hecho a consciencia para que no supiera de quienes se trata.
-¿Y que hacemos con este de aquí?-Preguntó la chica, cuya mirada notaba como agujas afiladas atravesando mi piel.
-Ah... un fortuito encuentro. Cuando dije que había un detective merodeando, no quería decir que estuviera investigándonos, pero tampoco dije que fuerais. Podríamos haber sido un poco más sutiles.-
Me golpeó en la pierna secamente, y con un despreció bastante grande.
-Tu... ¿Qué estás investigando?-Me dijo como si fuera una excusa, pero que, dejaba claro que él era el menos sutil de todos.
-¿Sois del Team Rocket?-Jadeé, mientras me retorcía de dolor.
-Oh. Pues si que estaba enterado de cosas.-Dijo la chica. Oí rápidamente como dos armas chasqueaban, preparándose para terminar con mi vida en cualquier momento, y yo, simplemente estaba tumbado en el suelo, y encima mío tenía un cadáver, y como que no tenía opciones de salir con vida del lugar.
-¿Últimas palabras?-Dijo el chico. Por su voz, tenía la misma edad que los otros dos con los que me había encontrado.
Desgraciadamente, aquellos que no asistieron, hacía quince años a los sucesos de Ciudad Trigal, no entendían lo que significaba ese grupo terrorista/mafioso, y claro esta, cuando alguien no sabe la historia, esta destinada a repetirla.
En ese momento me sentí impotente, puesto que sentía el acero de las armas murmurar, confabulando para terminar con mi patética agonía. Por otra parte, mi impotencia venía al ver que, años después, la sombre del Team Rocket había llegado a unas pobres criaturas que, comidas con vete a saber que, habían llegado a hacer actos tan atroces como terminar con la vida de uno de sus compañeros.
-Espera Gastón.-Dijo la chica, como si se olvidarán de algo importante. Sentí como el arma era depositada en el suelo, y como la chica se acercaba a él.-Si no apartamos el cuerpo de este imbécil, podría recibir todas las balas, y que el detective quedará con vida.-
Noté la presencia de la chica, mientras quitaba el cuerpo de encima mío, a la misma vez que alzaba el arma.
-No intentes nada, o lo termino ahora.-Dijo ella, que parecía asqueada de tener que remover sangre, o al menos, eso se dejo saber dejo ir un pequeño grito de asco.
Al sentirme liberado del peso, y viendo la muerte ya frente de mi, hice un movimiento brusco con mi cuerpo, buscando el contacto de las pokéball con el suelo, de forma en que estas se abrieran.
La parca, o al menos la visión imaginaria de ella, ya estaba frente a mi, con la guadaña en mano, y moviendo lentamente sus dedos, esperando darse un festín, pero, no iba a dejárselo tan fácil.
El movimiento brusco ocasionó que dos de mis pokéballs se abrieran, ocasionando dos haces de luz bastante importantes.
Estos, mostraron que, la chica se había caído al suelo por mi movimiento brusco y que, al estar el terreno resbaloso por la sangre, había ayudado a este. Era una chica que vestía de una forma que se consideraría nada discreta, aunque su vestimenta fuera negra.
Leotardos negros, una minifalda negra, y una camiseta negra y apretada del mismo color. Cualquier hombre se giraría en verla pasar, eso era algo seguro. Llevaba un pin con una R en rojo en dicha camiseta, en la parte superior de su pecho izquierdo.
Su pelo era rizado y rubio, el cual llevaba atado en dos coletas. Tenía rostro de niña, aunque, al parecer, eso era algo que en esos momentos no le daría importancia, ni al hecho de que fuese muy atractiva.
Su compañero, en comparación, era un chico fortachón, que vestía con pantalones negros y una americana, por la que, debajo de la misma, se podía ver una camisa blanca. Tenía un pequeño exceso de grasa, aunque, era algo que se podía llegar a disimular. El pin con la R colgaba en la solapa de su americana.
Su pelo era negro, y el tono de piel era, más o menos, blanca, aunque, se podría decir que tenía una tonalidad más oscura que la de su compañera.
Estaba de pie, y al ver a mis dos pokémon aparecer, no dudó ningún instante en disparar contra ellos.
Desgraciadamente, los dos proyectiles que decidió asestar pasaron e impactaron contra el suelo, cerca de mi, porque, uno de los efectos de liberar un pokémon, es que este necesita un poco de tiempo mientras sus moléculas se reorganizan en el espacio.
Y de esa forma, un instante después, delante mío había un Pidgeot y un Golbat.
El primero era un pájaro más pequeño que la media de los de su especie, pero que, tenía muy buenos recuerdos de él, puesto que fue el primer pokémon que cacé en mi salida de Ciudad Verde, mi hogar. Su plumaje brillante y su apariencia tranquila a la vez que amenazadora hizo el resto.
El segundo pokémon, lo había obtenido en Ciudad Azulona después de que este me atacará buscando comida. Era un murciélago azul que medía más de un metro, y en cuya boca entraba con facilidad un infante sin necesidad de ser troceado.
-¡Supersónico!-Grité medio ahogado, mientras el murciélago de metro y pico dejaba ir un grito supersónico contra el que se hacía llamar Gastón.
En ese momento, empecé a arrastrarme por el suelo. Volvía a estar todo oscuro, y quería recuperar la pokéball que se me había escapado en mi primer intento. Era la más importante de todas. Seguía agarrándome el brazo con todas mis fuerzas, puesto que este me dolía tanto que provocaba que casi no pudiera levantarme, aparte de porque había perdido una cantidad considerable de sangre.
Y entonces escuché el grito de mi Pidgeot, y después el de un arma al disparar. Aunque en realidad se que había sido al contrario, el chillido de dolor de uno de los pokémon que me había acompañado en gran parte de mi vida, me dolió más que la herida que tenía en el brazo.
-Asco de pájaro, ¡Muérete ya!-Gritó la chica
Como había conseguido arrastrarme un poco, la luz era lo suficientemente clara como para ver a mi Pidgeot siendo abatido a tiros por los dos secuaces del Team Rocket, mientras que el murciélago se sorprendía mucho de ese hecho.
Me quedé de piedra. Sin habla. El pokémon siguió gritando mientras seguía recibiendo tiros de los dos chicos. Y es que, para acabar con la vida de un pokémon de tales características, una bala no era suficiente.
Ese mismo grito, hizo que Golbat se lanzará con todas sus fuerzas contra uno de los agresores, derribándolo de un ataque “Derribo”, mientras aleteaba con fuerza sus alas.
Noté su mirada al clavarse en mi persona, que, medio tumbada en el suelo, observaba de piedra el espectáculo. El tiempo me había hecho cobarde. Y también perder reflejos.
-Pidgeot...-Murmuré al ver como la chica se levantaba, con la parte baja de los leotardos manchada de sangre, y mientras el pájaro agonizaba de dolor, esta le voló la tapa de los sesos, con expresión serena, y como si se quitará de encima algo.
Después, apuntó hacía mi Golbat, y, observando como este acababa de usar triturar en Gastón, provocando, entre otras cosas que uno de sus brazos cayera al suelo arrancado de cuajo, y liberando una bonita fuente de líquido escarlata, de aquellas que se encienden en la celebración de las fiestas mayores de verano, dejaba ir el cuerpo del antiguo miembro de la banda terrorista contra el suelo, al cual, el vampiro azul le había, aparte de amputado el brazo, triturado con bastante mala leche la caja torácica, en un intento de venganza por lo que le había hecho a su compañero. Incluso, si forzaba bastante la vista, podía observar como trozos de las costillas sobresalían por la piel, mientras el humano caía muerto en el lugar.
Hubo otro disparo, pero no llego a ningún lado, puesto que el Golbat hizo un doble equipo, junto a un ataque derribo, precipitando a la chica contra la pared más cercana, perdiéndose así en la oscuridad.
-Golbat... Golbat...-Jadeé, cabeza agachada, mirando al suelo, ya nada seguro de mi mismo. Empapado de sangre y con una hemorragia, cada vez me sentía más y más débil, cosa que, junto con el hecho de que Pidgeot estaba muerto, mi Golbat acababa de matar a dos personas, y finalmente, que necesitaba encontrar a toda prisa a la pokéball que había perdido en el bar, hizo que no me pudiera mover. Estaba sentado en el suelo, y casi ya no tenía ni fuerza para agarrarme la herida, que ya había empezado a cerrarse.
-Gastón, ¿Qué ocurre aquí dentro? Hemos sentido un ruido-Se sintió de repente, el cual provenía de fuera del bar.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  sicuyo Mar Jul 21, 2009 6:00 pm

O_O EING?
sicuyo
sicuyo
Visitante Activo

Cantidad de envíos : 47
Fecha de inscripción : 20/07/2009
Edad : 32
Localización : Barcelona

http://www.fotolog.com/sicuyo_2

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 6:01 pm

sicuyo escribió:O_O EING?

xDDDD. Es mi fan fic de pokémon xDDDD. ¿Tiene algo de malo? xD.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 7:08 pm

Capítulo 5: Recuerdos

Aún podía recordar el día en que cacé a Pidgey. Parece como si fuera ayer cuando, de entre de las hierbas, después de salir de Pueblo Paleta con la pokéball en mis manos, me enfrenté al pájaro.
El primer pokémon salvaje al que cazabas no lo olvidabas nunca. Ni tampoco cuanto tardaste en cazarlo.
La hierba se movía con cada aleteo del débil pokémon, el cual era más pequeño que la mayoría de los de sus compañeros, pero, eso no impidió que me diera guerra.
La cola de mi Charmander, los primeros arañazos contra este, el primer ataque que recibía. Todo eso afloraba en mi mente, la cual no podía llegar a entender que había hecho. Simplemente se había vuelto viejo. Débil. Y sobretodo, cobarde.
El grito de dolor del Pidgey, al caer debilitado por mi Charmander, mientras, sin mucha práctica, le lanzaba la pokéball que me había regalado el profesor que estaba al cargo del laboratorio era una imagen que aparecía en ese momento delante de mis ojos, mientras, mi rostro no dejaba de apuntar hacía el suelo, como si me hubiera paralizado por el hecho de haber perdido a un compañero. O mejor dicho, hacía tanto que había perdido al último, que me había acostumbrado a la tranquilidad de saber que nadie perdería su vida, y de que, todos estarían a mi lado.
Oí un ruido, que provenía de fuera, al parecer empezaban a preocuparse por el estado de aquellos que estaban dentro del bar, a lo que, mi Golbat contestó lanzándome una onda supersónica para que despertará de mi letargo, como si insistiera en decir “Aún no has escapado”.
Y es que, realmente no era tiempo para perder lamentándome de la muerte de Pidgeot, pero, al mirar al murciélago azul, vi que estaba situado al lado de su antiguo compañero, y de hecho, parecía como si se lamentará de su muerte.
Era, quizás, una de las situaciones más tristes para ese Zubat que buscaba hambre hacía años en Azulona, y que, desde que me había conocido, lo más duro por lo que pasó fue la batalla de Trigal, en la que, por supuesto, más que estar triste, se lo pasó bastante bien, recordando que tiene instintos asesinos.
Pero, el hecho de ver a un compañero de batallas tumbado en el suelo, con la sangre secándose, parecía haberle afectado. Tenía la parte superior de su rostro mirando hacía abajo, mientras con una de sus pequeñas patas, balanceaba el cuerpo sin vida del pájaro que reposaba en el suelo, con los ojos abiertos, como platos. Se lo oía lamentarse, pero tan flojo que tan solo parecía que le susurraba.
-¿Gastón?-Se oyó preguntar de nuevo a aquellos que estaban fuera, como si esperarán contestación. Murmuraron algo que no oí, y acto seguido, se oyeron pasos.-¿Qué ha pasado aquí?-
Miré hacía la puerta, viendo como un hombre, vestido con la misma vestimenta que el tal Gastón al que mi pokémon había matado, iba mirando la situación, con cara de asombrado. La luz no era del todo correcta, así que solo se distinguía la silueta. Tampoco estaba para dedicarme a observar los rostros de esa gente.
Apreté con más fuerza la herida, seguía sangrando, aunque, por suerte menos que hacía un rato. No tenía tiempo para pensar en posibles infecciones. Entre las cosas que debería tener en su cabeza, estaba el hecho de que había de mantener la sangre fría, pero, realmente no sabía si podría tenerla, más que nada porque me estaba desangrando.
-¡Tu! ¿Qué ha ocurrido?-Me dijo el terrorista, mirándome.-¿Dónde...?-
Golbat dejó ir un grito, mientras se lanzaba contra el que acababa de hablar, de hecho, era algo normal. Estaba furioso. Y él, tan solo sabía que mantenerse sentado en el suelo, impotente.
“¡Tranquila! No pasará nada. De verdad”.
Las palabras resonaron como si de pólvora se tratará en el momento en que este se encontró con una especie de barrera invisible que le separaba de su víctima. Al haber sido aturdido por esa, se cayó contra el suelo, provocando un interesante efecto sonoro.
¿Y eso? ¿Porque le venía eso a la cabeza? ¡Hacía tanto tiempo! Gritaba a mis interiores, con los ojos abiertos, absortos. El terror se iba transformando en rabia. Rabia. Rabia. Pero, al intentar levantarme, me di cuenta de que mis pies y piernas temblaban. No se podían mover.
-Un murciélago.-Dijo con tono de burla.-No vamos a hacerle perder más tiempo en este mundo, ¿No es así?-
En decir eso, se oyó un estruendo bastante impresionante. Un brillo fucsia iluminó toda la sala, y una especie de onda expansiva apareció de la nada, arrasando todo lo que encontraba por en medio.
Entre esas cosas, el choque, muy violento, de dicho ataque el cual iba dirigido contra mi Golbat, hizo que, sin que yo pudiera hacer nada destacable, observará con claridad, y con cierto paro en el paso del tiempo, como la onda arrasaba con su piel y lo condenaba a desaparecer en un manto lluvioso de líquido que para nada se parecía a agua.
La onda expansiva levantó mesas, las quebró y las hizo dirigirse hacía el final de la sala.
Entre esas cosas, el cuerpo de la persona que había muerto en primer lugar cuando el terrorista me había agarrado, se mostró, mientras la onda expansiva lo levantaba del suelo de una forma algo patética. Era el mozo que me había advertido. Había recibido un tiro en el pecho, o algo parecido, más que nada porque lo único que vi es como la onda arremetía violentamente contra él, lo alzaba del suelo y lo proyectaba hacía algún lugar.
Cuando la onda llego hacía mi cerré mis ojos con mucha fuerza, creyendo que así escaparía de aquel lugar.
Poco después, volví a abrir los ojos. Todo estaba cambiado. Era un verde prado, que a su fondo, se notaban grandes extensiones de verde. La hierba se mecía por acción del viento, y olía a aire fresco, un aire muy familiar. Aún siendo de noche, todo se podía ver con bastante normalidad, ya fuese por la luz de las estrellas, como el brillo que provenía de las casas cercanas.
Se oía el cantar de los Hoothoot, y, por extraño que fuera, también de algún que otro Noctowl. Al parecer estarían cazando algún que otro Rattata desprevenido.
Detrás mio, al girar un poco la cabeza, observé una ciudad pequeña, las típicas ciudades que se encontraban en Kanto. Pequeña, y en el borde de una montaña. Más a lo lejos, podía ver el horizonte del mar, que brillaba con intensidad.
La ciudad, tenía tres edificios identificables solo con verlos. El pequeño centro pokémon que, con luces parpadeantes, hacía que todo a marchas forzadas se dejará ver. Otro edificio era el gimnasio, alto y abandonado, en el cual aún sobrevivían unos faros que aún no habían sido arrancados por los jóvenes con un exceso de alcohol.
Para finalizar, la pequeña escuela que no tendría más de dos pisos, desde la cual se podían ver las luces de emergencia abiertas.
¿Qué hacía en mi ciudad natal, Ciudad Verde? Me pregunté, mientras en mi cabeza asomaban ideas claras. ¿Qué pokémon le había hecho eso?
Y sin tiempo a responder nada, una horrorosa sensación de dolor recorrió su cuerpo. La bala en el brazo, y la herida a medio cerrar volvía a abrirse. La sangre empezó a salir de nuevo. Parecía como el brazo quisiera escupir la bala.
Me medio tumbé en el suelo, dejando que la hierba me rozará el rostro. Lo peor de que fuera de noche, era el hecho de que tardarían horas en que alguien se diese cuenta de que había alguien herido. Y es que, si no fuese por el inmenso dolor, hacía rato que me hubiese dado cuenta de una presencia que se encontraba detrás mio, de la cual, no me había dado cuenta hasta entonces.
Al girarme, vi a una especie de ser. Medía un metro y medio aproximadamente, por lo cual podía entender que se podía tratar de alguien perdido, pero, fue cuando extendió sus alas que me di cuenta de quién se trataba.
Con sus alas desplegadas, blancas, y el plumaje interior verde, el pájaro psíquico me observo con tranquilidad, aquella tranquilidad que toda la vida le había rodeado.
Y es que, un Xatu era un pokémon tranquilo, del tipo psíquico, y ese hecho hacía que una pequeña aura fucsia lo rodeará de forma indefinida, la cual, en la más oscura noche, servía para darse cuenta de que ese pájaro predicador de futuros estaba delante tuyo.
De todos era sabido el hecho de que capturar un Xatu era un hecho casi imposible, puesto que, sabían lo que iba a pasar antes de que ocurriera, aunque, claro esta, nunca actuaban. A no ser, claro, que fuese su amo quién estuviera en peligro.
-¿Xatu?-Murmuré, viéndolo delante mío. De pie. Tranquilo. Dos plumas rojas muy largas sobresalían de la parte trasera y llegaban hasta sus garras, las cuales estaban agarradas en el suelo. Parecía un tótem.-Creí haberte perdido, compañero. ¿Cómo escapaste de tu pokéball?-
El pájaro psíquico me miro atentamente, y entonces entendí que la onda expansiva hizo que por aleatoriedad, el botón por el cual se abría se accionará, y quedará libre de la tecnología humana. Visualizando el futuro, entendió que debía de hacerme escapar, así que empleó teletransporte.
Pero... ¿Qué hacíamos en Ciudad Verde? La ciudad donde todo empezó.
“Entonces, ¿Mi Natu por tu Swablu?”
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Troy Mar Jul 21, 2009 7:08 pm

Uno de sus poderes era el hecho de que podía hablar por telepatía. O algo así, solo se que siempre me llegaba la información que él quería transmitirme.
Hizo un paso hacía delante, y clavo su mirada en mi brazo. Y entonces en mi cabeza apareció la información de que iba a perder el brazo. Y dejé ir un grito de terror.
Realmente, no es muy agradable que te digan que te van a tener que amputar un brazo en el futuro porque había una necrosis en el lugar afectado. Aunque, no era lo peor...
-Xatu... ¿Y Golbat?-Murmuré, acordándome de mi otro pokémon. En mi cabeza volvieron las imágenes de la onda expansiva golpeándolo violentamente. La información que me dio telepáticamente al respeto es que el ataque psíquico fue dirigido hacía el Golbat y que... había muerto en el choque.
Así pues, con la cabeza baja, todo manchado de sangre, y con un pájaro en forma de tótem era de la forma en la que había llegado a Ciudad Verde, lo cual, quería decir que estaba a muchísimos kilómetros de Jotho, y de ciudad Trigal, lugar en el que se presenciaron los hechos.
-¿Quién hay ahí?-Preguntó una voz desde lejos, en el momento en que notaba algo parecido a una linterna en mis ojo derecho, el cual cerré indistintamente. La voz era femenina, y, al notar la luz, me giré.-¡No puede ser!-
La poca luz hizo que tan solo pudiese ver una silueta acercándose.
-Pues si, ¿No has visto nunca un herido o que?-Grité sin dejar de agarrarme la herida. Mi tono era más que intentar intimidad lo contrario; entrecortado, aterrorizado, apenado. Había perdido dos compañeros en la misma noche, y ahora se encontraba en el único lugar del mundo donde no quería estar. ¿Qué hacía allí?.
Los pasos de la mujer se hicieron más rápidos.
-Ese Xatu... ¿Bruno?-Dijo ella. La luz ahora, ya no apuntando a mi rostro, hizo que pudiera ver a la mujer. Tendría cerca de cuarenta años. Iba vestida con un albornoz de tonos claros, con el cual una cinta del mismo material (Mezcla de algodón y tejidos sintéticos). Tenía el pelo largo, algo enredado sobre si mismo, y algo mojado, como si hiciera poco que hubiera salido del baño. Las primeras muestras de arrugas en su cara mostraban que empezaba su declive como persona hacía la edad anciana.-¿Eres tu? ¿Qué...? ¿Qué te ha ocurrido?-
Mi rostro, se tumbó un poco hacía la izquierda. ¿Porque tenía que venir ella? ¿Seguía allí? Bueno, lo más normal era que fuese así. La miré con incredulidad, a la vez que con una expresión de terror en mi rostro.
-¿Y esa herida?-Dijo ella mientras se agachaba y apuntaba hacía ella con la linterna.
-Esa herida está muy fea se te tiene que tratar enseguida... ¿Puedes levantarme? Ya me contarás dentro que te ha ocurrido-
-¿Dentro?-Murmuré. Se podría decir que estaba en un estado cercano al shock. La falta de sangre empezaba a ser importante.
-Xatu... házme el favor.-Dijo ella.
La recordaba perfectamente. Su nombre era Vilma, y haría como quince años que no la veía. Exactamente desde esos sucesos.
Realmente no me encontraba nada bien, cosa que, hizo que mis ojos se nublarán, mientras oía como cada gota que se derramaba por la herida golpeaba el suelo. Sin saber muy bien porque, noté como si algo, o alguien me agarraba y se me llevaba a algún lugar.
Todo se iba volviendo cada vez más oscuro, consecuencia de que me estaba desangrando. Así pues, mi vista se perdió mientras observaba la hierba que recibía algo de la luz de la linterna.
Y, sin saberlo muy bien, me encontré tumbado en una cama. Al abrir los ojos, me encontré mirando al techo, un techo enyesado y que tenía una capa de pintura blanca muy familiar, más que nada porque había vivido allí hasta mucho antes de mi partida de esa casa.
Mi espalda se notaba cómoda. Al parecer estaba tumbado en una cama, de sábanas blancas, y arropado con una de dichas sábanas. La almohada hacía elevar un poco mi cabeza, gracias a lo cual mi vista pudo divisar el final de la cama.
¿Cuanto tiempo había pasado? Al girar un poco mi cabeza, pude observar como, por una ventana cercana a donde estaba yo apostado, entraban rayos de sol. Otra de las cosas de las que me di cuenta, es del hecho de que el brazo izquierdo no estaba ahí. Simplemente había la parte superior del brazo, y después, algo parecido a un muñón. Xatu tenía razón, como todo lo que decía. De hecho, al respirar por la nariz, me di cuenta de que olía bien. Me habían lavado y todo. Era de agradecer, podría decir.
Gire más mi cabeza, por tal de observar más la situación. Había el típico perchero de hospital, así como una bolsita con algo parecido a un líquido transparente que, a través de una especie de tubo pequeño y de plástico, se inyectaba a través de mi brazo derecho.
Una presencia, parecía vigilarme como si no se hubiera ni perturbado por el hecho de verme desfallecer.
El pájaro psíquico, al cual observé, estaba allí de pie. Y sin lugar a dudas estaba tranquilo. Me miraba como si ya supiera que todo eso iba a pasar, y, de hecho, él ya me lo había dicho anteriormente.
La habitación era pequeña, y tenía una puerta que se podría decir que estaba situada paralelamente a la cama en la que estaba postrado. La puerta era la típica de interiores. De madera.
Las paredes, tenían la mismas características que el techo. De hecho, reconocía esa habitación. Esa había sido mi habitación cuando era pequeño.
Una de las cosas que había perdido, era la noción del tiempo. ¿Cuanto tiempo hacía que estaba aquí tumbado? No me preocupaba por las heridas, porque sabía que Vilma era cirujana en el hospital general de Ciudad Verde, y por lo cual, lo más seguro es que me hiciese la operación en la casa, más que nada porque, inteligentemente habría determinado que si me llevaba al hospital, solo habrían problemas, porque debería contar todo acerca de como había ocurrido todo este asunto.
Lo que si parecía bastante claro era el hecho de que el Team Rocket, o algún grupo de gente que aprovechaba su nombre estaba de nuevo en pie, y que sus habilidades no eran para nada despreciables, solo hacía falta ver la onda psíquica que arrasó con el bar...
Y entonces recordé, como si algo me golpeará profundamente que había perdido a dos de mis pokémon. Cerré los ojos e hice una mueca de dolor, para intentar no recordar eso, pero seguían las dos imágenes en mi mente.
-Sabes... conseguir que un Xatu se siga casi ciegamente es algo que incluso hoy, es muy difícil. Son pokémon muy poco fieles, a los que cuesta de capturar, y más aún, de entrenar.-Dijo la voz de Vilma.
La puerta se cerró dejando pasar a la mujer. Al contrario que ayer, ahora vestía con unos pantalones tejanos, de tonos azul claros, algo estrechos. Un suéter rojo y, llevaba puesta una bata de médico.
Parecía cansada, quizás por haberse pasado mucho tiempo curándome.
-Aunque, la primera parte, como bien tu ya sabes, no me encargué yo.-Dije con un amago de sonrisa falsa.
Ella se acercó, cogió una silla que estaba plegada en la pared al lado de la cama, y se sentó en ella, mirándome atentamente.
-Hace quince años que te fuiste. ¿Porque vuelves ahora?-Me preguntó, intrigada.
-Ah, no es algo que hubiese querido hacer. Aparecí de repente aquí. Tengo la suposición de que lo hizo Xatu.-
-¿Usó teletransporte, no es así?-Dijo ella con una sonrisa. El Xatu ni se inmutó, siguió de pie, mirándome. Con sus alas recogidas, y con la cabeza baja la cual, cuyos ojos estaban clavados en mi.-Se dice que cuando un pokémon tipo psíquico se teletransporta juntamente con un humano al que aprecian, acostumbran a llevarlo al lugar donde sabe que estará mejor atendido.-
-Dime... ¿Cómo supiste que había aterrizado en el prado?-Pregunté, sin dar importancia a las afirmaciones anteriores.
-Pura suerte. Vi un resplandor fucsia, y salí a ver que había pasado. Pero, creo que esto no es lo más importante. ¿Qué te ha pasado?-Me dijo. En un principio me quedé callado, pero, poco después le conteste.
-Investigaba un caso. En Ciudad Trigal... el caso involucraba, según parece, al Team Rocket, y, esta noche me han atacado...-
La miré. Ella me miró. No hacía falta que se dijera nada más. Ella recordaba perfectamente lo que había ocurrido en Ciudad Trigal ese día, y quienes eran los causantes. Yo también. Ironías de la vida, pensarían muchos.
Podría imaginar, describir, narrar con suma facilidad ese momento. En el que se proclamaba la caída del Team Rocket, y de cuando salí del edificio en el cual, por error, había sido apresado por el grupo mafioso, junto con Martha. De hecho, ese fue el punto final de todo.
Estaba seguro de que, ayer no había sido para nada un buen día. De hecho, era increíble como, en un día todo había cambiado tanto. Al levantar mi vista, observe como Vilma miraba con atención al pokémon psíquico, y, después, giraba levemente su rostro para mirarme a mi.
-Tu Xatu me parece un pokémon muy interesante. Al estar tanto en contacto con el futuro con el pasado, les cuesta hacer lazos con las personas, así pues, capturarlos es algo muy difícil. Y entrenarlos aún más. Se perfectamente que de eso se encargó Martha, pero, nunca hubiera dicho que un Xatu crearía un vínculo tan y tan profundo con alguien que no fuese aquél que lo capturó.-Me dijo, mientras dejaba mi mirada perdida, observando sin prestar atención la parte más cercana a mis pies de la cama. Esbocé una pequeña sonrisa.
-Se han oído historias de Xatus que, una vez muerto su entrenador, se quedan de pie, con las alas extendidas, encima de la tumba del entrenador, y que, en parte, eso fue lo que propició la creación de los tótems. Las tribus ancestrales creían que este pokémon era un enviado de los dioses, y que, aquél que designará uno de ellos, era el destinado a ser el nuevo capataz de la tribu. Eso ocasionaba que a la muerte del capataz, el pájaro se convirtiera en un tipo de tumba del mismo, quedándose de pie, quieto, encima del lugar donde se había enterrado, lo cual hizo que los de las tribus pensarán que era una especie de ritual, y, así empezaron a construir los tótems... Lo se. Me lo contó Martha.-
-Tu rostro muestra terror cuando piensas en ella. Y, por mucho que, desde que os conocí, supiera que te gustaba ella, después de su muerte, nunca te pregunté que ocurrió esa noche.-Me dijo, lo cual, aparte de que yo pusiera una cara parecida al asombro, hizo que la mirará fijamente.
-No creo que sea el momento. No creo... que sea el momento. Pidgeot y Golbat han muerto... No es el momento...-
-Me lo supuse cuando vi que faltaban dos pokéballs. ¿En el enfrentamiento?-
-Sin que pudiesen defenderse. Por mi culpa. Si hubiese tenido la suficiente sangre fría. Como en aquella noche... simplemente... si hubiese podido plantarle cara.-
-¿Al asesino de Martha?-Preguntó ella.
-Fue culpa mía.-Murmuré.
Troy
Troy
Moderador Jefe

Cantidad de envíos : 110
Fecha de inscripción : 17/07/2009
Edad : 34
Localización : Calaf

http://watashinoturn.wordpress.com/

Volver arriba Ir abajo

Pokémon "R" Empty Re: Pokémon "R"

Mensaje  Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba


 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.